Un cuento oscuro – Naomi Novik

Un cuento oscuro – Naomi Novik

Sinopsis:

Agnieszka tiene un don: es capaz de romper, manchar o perder cualquier cosa que lleve puesta en cuestión de segundos. Vive en el valle con su familia y es feliz en su pequeño y asilvestrado hogar. Pero la maligna y retorcida presencia del Bosque se cierne desde hace años sobre todos ellos. Para protegerse, el pueblo confía en el poder de un misterioso mago conocido como el Dragón, el único capaz de controlar con su magia el poder del Bosque. A cambio de protección, pide una sola cosa: cada diez años podrá escoger a una chica y se la llevará a su torre, un destino casi tan terrible como caer presa del Bosque.
El día de la elección se acerca y Agnieszka tiene miedo. Sabe —de hecho todo el mundo sabe— que el Dragón escogerá a Kasia, la más bonita, la más valiente de todas las aspirantes. Y, también, la mejor amiga de Agnieszka. Pero cuando el Dragón llega, para sorpresa de todos, no es a Kasia a quien señala…

Un cuento oscuro es la libre traducción para la edición española de Uprooted, «desarraigada», aunque ambos títulos captan la esencia de este cuento de hadas para adultos. Enfrentarse a la lectura de una novela de 688 páginas siempre es un reto, aunque se trate de una novela de espada y brujería plagada de hechizos, muertes por arma blanca, príncipes engreídos, magos poderosísimos y bellas aldeanas. El desafío consiste en no desfallecer en la lectura, y lo era para mí que prefiero la fantasía alejada del tradicional escenario medieval. Las ganas de leerla se vieron potenciadas por un premio Nébula y un Locus, además de una nominación al Hugo.

Consciente de que la ambientación de este cuento oscuro se construía con torres, chozas, establos y castillos me vi lanzada a la Europa central del medievo, a los viejos cuentos de hadas de los hermanos Grimm o Perrault, aliñada con litros de magia y algunas briznas de épica. Elegí comenzar con esta reseña porque Novik le da la vuelta al rol del héroe para desmontar los manidos estereotipos femeninos y masculinos de los cuentos de su infancia y de la nuestra. Comienza siendo un cuento de iniciación tradicional, pero el hecho diferencial radica en que pronto la alumna superará al maestro y su propia condición femenina-servil, no para enfrentarse a éste sino para cooperar juntos desde dos enfoques totalmente distantes de considerar la magia y el mundo.

En la novela, Novik nos habla de grandes temas: la guerra, las clases, el papel de la mujer, la condición humana frente a la adversidad, y sobre todo del bosque como la encarnación del miedo, el odio y las rivalidades entre los pueblos (Polnya y Rosya en clara referencia a Polonia y Rusia). La autora se ha documentado de sobra para dotar de verosimilitud a la época, pero Agnieska, el nombre polaco de la protagonista, me produjo irritación de garganta desde la primera página. ¿Era necesario este realismo cruel entre tanta fantasía? La literatura fantástica es un mundo fértil para nombres memorables. Vale que Agniesca me remite a ese mundo en concreto pero también lo conseguiría Ania o Anatola sin necesidad de hacerme un nudo en la lengua a cada rato. Agnieska es un personaje bien perfilado, la típica muchacha patosa que alberga una heroína en su interior. En fin, más suerte tuvo el protagonista masculino, un mago misterioso y temido, al caerle en gracia el sensual apelativo de Dragón, un nombre que viste por sí solo como una capa de vistosas y brillantes escamas.

Nos enfrentamos de nuevo a la eterna lucha entre el bien y el mal, la oscuridad contra la luz, lo sano versus lo corrupto en este caso. El mal se halla representado en esta ocasión como he mencionado por el bosque, en ésta y otras muchas, hagamos memoria, pero es que éste que nos atañe es un bosque muy pero que muy malvado, burtoniano, siniestro y sangriento. La literatura occidental es especialmente rica en bosques inhóspitos habitados por criaturas de leyenda y «el Bosque» de esta novela bebe de sus fuentes y se empacha en ellas. Infinitamente más oscuro que el bosque de Caperucita, el de Sleepy Hollow, el Bosque negro del Señor de los Anillos o el Bosque de los ladrones infestado de ratas gigantes de La princesa prometida. El bosque es el villano absoluto y es terrorífico porque su maldad es contagiosa como un virus. Metáfora de lo corrupto y pútrido que crece sin parar en este mundo. Lo infecta todo, lo posee, mata, fagocita, rapta y transforma. Si te adentras en el bosque lo mejor que puede ocurrirte es mutar en una criatura salida del casting de Walking Dead: ojos enrojecidos de lunático, uñas largas y amarillas, babas y dentelladas al aire por doquier.

Lo que engancha de esta novela no es su historia de amor, traspapelada debajo de un  montón de escenas de acción que son las que te cosen los ojos a las páginas y apenas te dejan parpadear. Tampoco los diálogos ágiles que perfilan a los personajes, pues no abundan, ni las profusas descripciones de los sucesos, que sí, tampoco la historia contada mil veces del viaje iniciático de la protagonista destinada a ser bruja poderosa y lograr grandes cosas. Sin embargo, la trama avanza sinuosa de forma trepidante y la magia fluye constantemente como el hechizo enredado en la lengua, poderoso y tirante, que espera el instante de transformar la realidad del mundo en una fantasía de las de verdad.

 

 

Añadir comentario