DH – 1. No más First dates
—Cariño, yo soy un heterosaurio, y tú, por más que vayas de progre, también.
DH – 2. Mi amigo lesbiano
—No son pocas las veces que un hombre me ha propuesto hacer un trio, con otra mujer claro, experiencia que nunca me ha atraído lo más mínimo y menos si la pareja es “pareja”.
DH – 3 . Cita en el tinder
Cuando sabes que tu ex ha pasado página, ha terminado el último capítulo de vuestra historia y, además, ha lanzado el libro por la ventana…
DH – 4. ¡Pilla cacho!
Ahora entiendo muy bien eso de la famosa-típica crisis de los cuarenta de los hombres de antes, cuando dejaban a su esposa e hijos por una más joven. La sensación de inmortalidad, aunque sea una ilusión, es irresistible. Y como dijo alguien muy sabio: «no hay frontera que tiente más al contrabando que la de la edad»
DH – 5. Un viaje al interior
En lugar de recordar los problemas de convivencia y las obviedades constantes que apuntaban con tino a que éramos una pareja disfuncional. Ahora recuerdo el instinto animal de los inicios: repletos de siestas que nunca empezaban y pelis de las que no consiguiéramos ver el final; demasiado que indagar. La ineludible química de la curiosidad.
DH – 6. Amores platónicos
Él mismo abrió la puerta para entrar en la consulta y no tuve que esperar. Ante mí un espécimen de homo sapiens varón que me sacaba la cabeza, con una espalda en forma de triángulo isósceles y sendas efes marcando las clavículas de hombro a hombro, empuñaduras de los brazos de marinero que mencioné antes. Mi instinto arácnido dirigió mis ojos acuosos a las manos, fuertes, sin anillos. Parecía un actor de una película de piratas. Distaba de estar lampiño. A sus ojos rasgados del color de la miel, le acompañaban unas cejas tigreñas y un mentón portentoso con la barba hisper de moda, recortada en punta. Lucía un pelo entrecano, todavía ensortijado. Calculé unos 40 años.
DH – 7. Pequeñas felicidades
Conforme profundicé escuchando su voz fui consciente de que mi atracción primigenia por Harón no había sido simplemente física, pues ahí tenía un clon del ‘dios del amor’ —el hermano fotógrafo— y sin embargo, este esposo bienavenido no levantaba mi libido de la forma que sí lo hacía mi oculista.
DH – 8. Un poquito de amor
Incluso en una ocasión nos dimos un abrazo al coincidir en una broma, pero no apretó ni un poquito para acercarse más. Me fascinaban sus ojos rasgados con el iris del color de la miel al de la aceituna. Si yo hubiera sido una yorkshire me hubiera sentado en su regazo con la lengua fuera de pura satisfacción.
Yo sueño que estoy aquí destas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

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