Mi primer experimento narrativo fue una novela corta que escribí en 2012 para demostrar que se podía divulgar ciencia a través de la narrativa de ficción. La bauticé La sombra del vacío, y en ella traté de abordar varios enfoques: el de la física, la filosofía y las matemáticas. Fue una publicación autoeditada que me compraron los amiguetes. Ahora, cuando la releo, me produce una especie de vergüenza dulce.
Después de especializarme en astrofísica y cosmología, apliqué mis conocimientos escribiendo algunos relatos de ciencia ficción hard. Mi estilo está claramente influenciado por el escritor Juan Miguel Aguilera, quien fue mi profesor de escritura del género y a quien ahora puedo llamar amigo. Colaboré con mi primer relato impreso en la antología que coordinó este autor, titulada Antes de Akasa-Puspa. El relato La voz de Bruma gira en torno a una transmisión que proviene de una estación espacial abocada al vacío cósmico.
En 2017 gané el primer premio de narrativa en el III Certamen de relatos cortos Pascual Enguídanos – George H. White. Escribí una historia en la que imaginaba una Valencia post-apocalíptica, con una comunidad que ha sufrido un fuerte retroceso tecnológico pero que está ávida de recuperar el conocimiento perdido. La titulé La celda de los maestros.
Actualmente trabajo en una novela realista que transcurre en Nueva York, basada en los meses que pasé en la ciudad y las conversaciones que tuve con personajes insólitos. Cuando necesito desconectar continúo con la ciencia ficción en forma de relatos cortos. Guardo una pila en el ordenador, acumulando polvo virtual.
RETAZOS EN LA PENUMBRA por Elena Denia
Cuando sus párpados se abrieron vio una luz reflejada en el suelo. Se encontraba acurrucado, en posición fetal, sobre una superficie dura y bien pulida. El destello solo era un reflejo; a su lado había una vela. Pasó la mano por la llama, como en un juego de niños. Después se frotó los ojos y
A quien crea que las leyes de la física son meras convenciones sociales lo invito a transgredir tales convenciones desde la ventana de mi apartamento. Vivo en el piso veintiuno.

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